Queridos lectores!
Las vacaciones llegan a su fin y con ello, las interminables horas de ocio y relajación, o bien, las interminables horas de trabajo a aquellos que se mantuvieron activos este verano (por voluntad o por necesidad). Por todo esto, es que quiero compartir una ridícula historia (lo admito es muy ridícula), historia que deja en evidencia lo impaciente, irracional -pero reflexivo- que puedo llegar a ser). Acá les va.
Era un fin de semana cualquiera en la casa de mis abuelos. Es una familia muy numerosa y cuando llegan épocas de celebración la cantidad de personas que se reúnen (incluyendo amigos y paracaidistas) es muy grande. Me divierto mucho conversando y compartiendo con todos, en especial con mis primas. Fue justo una de ellas la que llevó una cámara digital (la cual, una vez que cayó en mis manos, no la compartí con nadie). Me volví frenético sacando fotos a todo y a todos, con distintos efectos, de distinta calidad, parecía un niñito con juguete nuevo (en realidad… era un NIÑITO con juguete nuevo :P). Pero llegó un momento terrible en mi vida: las pilas se agotaron, pero como eran recargables (y mi prima andaba con el cargador) las puse a cargar, pero esperaba tres o dos minutos y las volvía a sacar. Lo triste es que no alcanzaba para nada mas que un foto y luego se apagaba la cámara. La mayoría de ustedes dirá: -Éste si que es bruto, es lógico que hay que dejarlas cargar- pero ese suceso me hizo realizar una analogía con la vida real (esa que no muchas personas viven…).
De repente queremos ser buenos en todo lo que nos proponemos y eso nos quita mucho tiempo. Logramos buenos resultados pero a costa de nuestro tiempo libre. Soy una persona que cree en los enormes beneficios de un buen descanso y una buena comida. Por ejemplo, el año pasado, en la Universidad, tenía compañeros que se desvelaban estudiando, o que preferían estudiar antes que almorzar, o que no desayunaban por “flojera” a despertarse 5 minutos antes. Eso no puede ser.
No soy un alumno brillantemente destacado, pero logré pasar todos mis ramos sin demasiados aprietos y me considero alguien que no estudia demasiado pero que no tranza un almuerzo o un desayuno jamás. Por el contrario, hay gente que no se toma su tiempo para descansar y se satura estudiando, luego, por culpa de la poca dedicación a su persona, no obtiene los resultados que esperaba y se DESCEPCIONA. Cree que sus esfuerzos no valen la pena y reniegan y maldicen contra todo tipo de criaturas místicas y contra ellos mismos.
Yo creo que dedicarle tiempo al estudio es muy importante, pero dedicarle tiempo al descanso es vital.
Por eso les recomiendo, cuando pongan a recargar las pilas de su cuerpo y de su mente, esperen a que se recarguen completamente y luego las utilicen. Y sólo en caso de emergencia saquen sus pilas antes de tiempo pero con el compromiso de dejarlas recargar lo antes posible.
Creo que hay dos formas de rendir “a full” en esta vida: 1.-Inyectándose hormonas de Potro o de Burro salvaje africano 2.- O bien, descansar como es debido
La primera opción (aunque no lo crean) causa esterilidad. La segunda es mucho mas barata, solo deben tener fuerza de voluntad. No es mas atento quién está mas horas despierto, ¿entienden?
Espero que lo interpreten correctamente, pero recuerden que es una opinión, no es necesariamente verdad.

P.D.: Saludos a todos aquellos que este año cursan Cuarto Medio, no se sobre exijan demasiado (y desayunen). Y un saludo más especial a quienes están en la Universidad (difícil, ¿no?).
P.D.2: Saludos a quién inspiro este artículo (en realidad no solo el artículo, si no que casi todo lo que hago).
P.D.3: (Nada que ver, pero...)Éste es el PEOR Festival de Viña que he visto. Si quieren opinen.