¡ERROR!
llamen a alguien menos a mí...

Le echaba de menos a escribir en este blog. Incluso cuando recorde la contraseña reconozco que claudique antes de poner mis líneas en este lugar. Quizas fue por simple "flojera"o tal vez fue por MIEDO.
Hace tiempo viví un periodo crítico en mi vida: me aterraba la idea de equivocarme y decepcionarme o decepcionar a los demás. No emprendía ningún proyecto personal por miedo al fracaso. No había consejo alguno que me hiciera armar de valor. Me cortaba las alas antes de volar...
Hasta que un día me dieron un golpe bajo, una amiga entablo una conversación conmigo respecto al tema que decía algo así:
Amiga:- ¡Oye, eres un COBARDE, mil veces cobarde!
Yo: - ¿Acaso ahora es cobarde el que no quiere arruinar su vida y es precavido?
Amiga:- Precavido es aquel que comienza y se preocupa de no errar su camino, NO el que no comienza.
Yo: - (con todo respeto) La cagaste pa’ tener razón. Ganaste.
Amiga:- Me debes un helado (…)

Primero: me carga perder. Segundo: La vida es una sola, es bien sabido por algunos, y no comprendido por muchos, en fin. Cada una de las etapas que ésta posee, tienen una importancia trascendental en nuestro futuro (suena como a profesor de psicología). Pero si hay algo que nos acompaña durante toda nuestra existencia es el ERROR. Nuestra naturaleza es equivocarnos y aprender de nuestras faltas (no todos lo hacen, está claro), pero si estamos preocupados de no equivocarnos en ningún momento corremos el riego de no saber afrontar los problemas que se nos van presentando. Es así que un niño sobreprotegido por sus padres, abuelos o cualquier sujeto, tiende a transformarse en una persona insegura de sus capacidades, ya que no ha explorado la dicha de encontrar una solución propia a sus problemas (es obvio que, aunque puede ocurrir, esto es una exageración). Si nos equivocamos, y somos lo suficientemente minuciosos para darnos cuenta, es bueno ser poco (o nada) orgullosos y poder reconocerlo, eso es lo que nos dará la seguridad: la experiencia, eso nos preparará para la vida real.
Los errores más significantes son los de nuestras etapas tempranas (niñez y adolescencia).
Se equivocan niños, adultos y ancianos. Se equivocan religiosos y laicos.
“Tratar de esquivar todas las piedras del suelo puede ser bueno, pero podría caerte una del cielo”, espero que se entienda la analogía.
Salgan amigos y equivóquense, aprendan de ello. No sean como aquellos que se privan de la vida por temor a dar un paso en falso, ¡pero no entiendan mal mi mensaje! (por favor), si se les acaba la goma primero que el lápiz, comiencen a preocuparse…

P.D.: Gracias por todo amiga! Te debo el helado…
P.D.2: Y a "ustedes saben quién" gracias por no "cortarte las alas antes de volar", somos lo que somos (en gran parte) por tí. Te amo...